
14/9/2020
Comenzaré este ensayo comentando que el contenido del mismo es subjetivo, busco acercarme a la objetividad pero al final, cada persona decide ver lo que quiere ver. Me abstendré de comentar sucesos y personajes explícitamente para evitar sesgos de confirmación. Hablar públicamente de un país no es fácil y mucho menos de tu propio país.
México es un país con una basta historia de más de 200 años. Tantos acontecimientos, mitos y leyendas se han mezclado en la cultura y han formado una narrativa nacionalista que se ha impregnado en el fondo de gran parte de los mexicanos. Sucesos que se tergiversan a lo largo de los años y que resulta difícil discernir entre lo que es verdadero y lo que no.
Muchas veces los encargados de presentar estas historias son instituciones como las escuelas (con los característicos libros de la sep), las iglesias y por último los noticieros, a través de los medios de comunicación modernos como los periódicos, la radio, la televisión y el internet.
Algunas personas comentan que México sigue dolido por la conquista, pero cabe recalcar que «México», no existía cuando llegaron los españoles. Ellos llegaron a Tenochtitlan, y con un par de engaños, ayudas de los pueblos enemigos, varias batallas y una epidemia para la cual los nativos no tenían defensas, lograron derrocar el imperio de Cuauhtémoc.
Tuvieron que pasar casi 300 años para que los criollos de la nueva españa llevaran a cabo un proceso de liberación colonial, que comenzó con el grito de dolores y que duró aproximadamente 11 años. Es importante mencionar que los criollos eran parte del sector que recibía una buena educación, mientras que los nativos eran explotados y maltratados. No sé en qué momento los mexicanos comenzaron a tenerle resentimiento a los españoles, pero sí se cuando encontraron un idioma y una religión (que hasta hoy en día siguen vigentes).
Es un hecho que somos más españoles que nativos y que sin su llegada, México no existiría como tal. Es imposible discernir lo que hicieron bien los españoles y lo que hicieron mal. En la historia no existe la justicia. Revisar la historia bajo la ética y el conocimiento que tenemos hoy en día, no nos llevará a ningún lado. Pero vale la pena analizar las historias heróicas, para llegar a comprender por qué quieren hacer que pienses de cierta manera. Y parece ser que para un país, es más fácil controlar a una gran cantidad de personas si creen en los mismos mitos. Las religiones y las ideologías funcionan de la misma manera, y van acompañadas de propaganda que refuerza estas creencias.
En un mundo globalizado, los orgullos nacionalistas no son más que caprichos mentales. La cultura se ha formado de tal manera en que todos nos sintamos parte de ella, amemos los colores y la bandera y cantemos el himno nacional (lleno de tintes bélicos) a todo pulmón. Gran parte de la población ha permanecido cegada ante esta ilusión y no se siente capaz de cuestionar lo que en realidad está pasando en el país hoy en día.
México, es uno de los países con mayores índices de crimen organizado. Los cuales consiguen parte de sus ingresos en la movilidad y venta de narcóticos y estupefacientes: El narcotráfico. No hay una relación directa entre ser un consumidor de cierta droga y cometer crimenes como robar, violar, extorsionar. La relación solo existe en la mente de los mexicanos al criminalizar a los consumidores.
Es un hecho que varios funcionarios y exfuncionarios del gobierno han tenido acuerdos con los principales líderes del narcotráfico. Y la mejor forma de ocultarlo, fue crear una guerra contra el narcotráfico que lleva más de 13 años desarrollándose. Esta guerra tenía como objetivo erradicar la violencia e inseguridad ocasionada por el crimen organizado, sin embargo desde entonces, más de 250,000 personas han sido ejecutadas de forma violenta. Y por si fuera poco, el número de cárteles se extendió, y el tráfico de drogas continuó.
La corrupción es un sello característico del mexicano. El machismo, otro. La homofobia y el racismo también. Los asesinatos, los genocidios, los feminicidios, las desapariciones y los secuestros se han vuelto tan comunes en los noticieros, que ya no nos molestan ni nos indignan (al sector feminista sí y creo que sus últimas acciones son un ejemplo para todos los ciudadanos).
Hay muchas características que definen a los mexicanos, y los más afortunados han logrado (o intentado) separarse de estas definiciones que no los representan. El problema es que mucha gente no se da cuenta del gran impacto que tienen sobre ellos: el entorno que los rodea, las personas con las que conviven y las creencias que les han inculcado desde niños. Y erróneamente piensan que no van a poder cambiar de opinión o de mentalidad, aun sabiendo que están equivocados. Todo esto recae en la educación.
Un funcionario político corrupto y un narcotraficante o criminal, no son seres malévolos que conspiran para hacer sufrir a los demás, solo son dos mexicanos que no han encontrado otra forma de satisfacer sus necesidades, son dos mexicanos que han sido sobrepasados por el sistema y la burocracia, son dos mexicanos con hambre, que no encontraron otra forma para poner pan sobre la mesa. Claro que al ver cómo funciona realmente el mundo, la avaricia se apodera de los débiles y los condena a una vida de poder e impunidad.
Las ideologías meritocráticas que comentan “el cambio está en ti” son muy llamativas por el hecho de que te quita responsabilidad del problema. Si tú estás haciendo tu parte, tú estás bien. Pero es importante reconocer, que no todos los mexicanos hemos sido educados de la misma manera, no todos hemos tenido las mismas oportunidades, ni la suerte de nacer en familias adineradas que fomenten nuestro estudios. En el país se viven tantas realidades distintas que no porque no podamos (o queramos) verlas, quiere decir que no existan. Este año 2020, están pasando tantas cosas que es imposible negar que la mayoría hemos sido afectados económicamente o mentalmente, y sí, las dos son igual de importantes.
El mayor problema del país, y probablemente del mundo, es la educación. Y mientras siga habiendo políticos que no quieran invertir en ciencia y en educación, no podremos avanzar como sociedad. No podremos despojarnos de los complejos ni de los problemas que arrastra la cultura mexicana. No erradicaremos la inseguridad, la pobreza y la violencia de género. Mientras los otros países encuentran curas de enfermedades y mandan satélites al espacio, nosotros seguiremos peleando contra nosotros.
El estado se beneficia de todo esto, así como de tener una sociedad polarizada, porque al tener una mayor cantidad de gente desinformada, una mayor cantidad de gente ignorante que de profesionistas, una mayor cantidad de gente que le da más importancia a trabajar que a educarse: más fácil será manipularlos. La democracia se beneficia de esto, porque para la democracia, la ignorancia de alguien es igual de válida que el conocimiento del otro.
Sin educación y sin la unidad de los millones de mexicanos que somos, pensar en un cambio es imposible, porque mientras sigamos siendo ignorantes, separándonos entre “fifis” y “chairos”, izquierda y derecha, progresistas y conservadores, lo público y lo privado, lo “fresa” y lo “naco”, seguiremos siendo un país tercermundista, que se sigue definiendo por su pasado, y no por su presente.
No quiero imponer mi forma de pensar a nadie. Sólo quiero que se cuestionen más las cosas y que cada quien lleguen a sus propias conclusiones. Invito a los lectores a educarse, a leer, a cuestionar a las autoridades, a educar a los demás y a evitar separarnos como sociedad. Todos somos humanos y todos cometemos errores, pero juntos podemos cambiar. Estoy orgulloso de ser mexicano, pero no sé si estoy tan orgulloso cuando actúo como mexicano.
Termino con una frase de Bertold Bretch que dice ¨No acepten lo habitual como natural, pues en tiempos de desorden, de confusiòn organizada, de arbitrariedad conciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar.¨
Gracias por leer.